El libertinaje es la perversión de la libertad, llevada a extremos por los que, en nombre de ella, se termina actuando de manera irresponsable, pecaminosa y a la postre, autodestructiva. Dado que el evangelio es un mensaje de liberación que, al acogerlo, nos otorga la verdadera libertad que rompe la esclavitud a la que el pecado tenía de un modo u otro sometido nuestro albedrío y nuestra voluntad, hay sectores de la iglesia que han terminado malinterpretando esta libertad y confundiéndola con el libertinaje de manera culpable. A estos sectores hace referencia la epístola de Judas así: “… El problema es que se han infiltrado entre ustedes ciertos individuos que desde hace mucho tiempo han estado señalados para condenación. Son impíos que cambian en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan a Jesucristo, nuestro único Soberano y Señor” (Judas 1:3-4). El apóstol Pablo también denunció el libertinaje en Romanos 13:13 al exhortarnos a vivir decentemente, como a la luz del día y lo incluyó entre las obras de la carne o naturaleza pecaminosa en Gálatas 5:19, epístola que, por cierto, constituye la carta magna de la libertad cristiana, en la cual hace, entonces, las siguientes necesarias claridades y advertencias para no confundir la libertad con el libertinaje: “Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud… Les hablo así, hermanos, porque ustedes han sido llamados a ser libres; pero no se valgan de esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones. Más bien sírvanse unos a otros con amor” (Gálatas 5:1, 13)
Libertad o libertinaje
“El rasgo distintivo de un infiltrado en la iglesia es que transforma en libertinaje la auténtica y responsable libertad cristiana”
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