Algo paradójico y hasta contradictorio en la fe de muchos creyentes es que, a la par con el conocimiento que en virtud de la lectura y estudio disciplinado y devoto de la Biblia adquieren de los asuntos eternos; son al mismo tiempo ignorantes e indiferentes en muchos casos al acontecer histórico y carecen de criterios para evaluarlo con miras a la toma de decisiones acertadas que nos permitan salvar nuestra responsabilidad hacia el futuro. El Señor Jesucristo censuró y denunció una deficiencia similar en los dirigentes religiosos judíos de su época al amonestarlos en estos términos: “… «Al atardecer, ustedes dicen que hará buen tiempo porque el cielo está rojizo, y por la mañana, que habrá tempestad porque el cielo está nublado y amenazante. Ustedes saben discernir el aspecto del cielo, pero no las señales de los tiempos” (Mateo 16:2-3). Así, pues, los dirigentes judíos de la época –al igual que nosotros hoy− podían pronosticar el mal tiempo y el buen tiempo por el aspecto del cielo, a lo que los cristianos podemos ahora añadir también una descripción acertada de la eternidad que nos espera con base en la revelación que de ella se nos da en la Biblia, pero ambos grupos se muestran incapaces de discernir las señales de los tiempos actuales y lo que espera Dios de nosotros al respecto. Debemos, entonces, aprender a relacionar y conectar la eternidad con el momento histórico que nos ha tocado en suerte para no dar pie a la extrañeza manifestada por Job con estas palabras: “»Si los tiempos no se esconden del Todopoderoso, ¿por qué no los perciben quienes dicen conocerlo?” (Job 24:1)
Las señales de los tiempos
7 marzo, 2021
2 Lectura mínima
“Dios lamenta que aun contando con la revelación eterna, los cristianos no logremos entender los asuntos temporales de este mundo”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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