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Cautivados por la cruz

“La incondicionalidad de nuestra fe se basa no en los beneficios temporales que Dios nos concede, sino en la eternidad misma”

Decía Vícktor Frankl que: “La fe en Dios es incondicional o no es fe”. Es decir que, sin excluirlos ni mucho menos, la fe auténtica no está condicionada propiamente a la obtención de beneficios. El estímulo principal para la fe es simplemente ver a Dios y disfrutar de su presencia inmediata. Dios en persona es el mayor beneficio de la fe. El acceso a Él y su contemplación es la recompensa principal de la fe. Y en particular, la visión de Dios hecho hombre por nosotros muriendo en la cruz para expiar nuestros pecados. No son, pues, las promesas de bendición ni las advertencias de castigos el motor principal de la fe, sino sólo su refuerzo. Quizá nadie lo ha expresado mejor que el indeterminado autor del conocido soneto a Cristo crucificado, cuando dice: “No me mueve, mi Dios, para quererte/el Cielo que me tienes prometido/ni me mueve el Infierno tan temido/para dejar por eso de ofenderte./Tú me mueves, Señor. Muéveme el verte/clavado en una cruz y escarnecido;/muéveme el ver tu cuerpo tan herido,/muévenme tus afrentas, y tu muerte./Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,/que, aunque no hubiera Cielo, yo te amara,/y, aunque no hubiera Infierno, te temiera./No me tienes que dar por qué te quiera,/pues, aunque lo que espero no esperara,/lo mismo que te quiero te quisiera”. Por eso Job también declaró mucho antes: “Yo sé que mi redentor vive, y que al final triunfará sobre la muerte. Y cuando mi piel haya sido destruida, todavía veré a Dios con mis propios ojos. Yo mismo espero verlo; espero ser yo quien lo vea, y no otro. ¡Este anhelo me consume las entrañas!” (Job 19:25-27)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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