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Segmentos

Las condiciones de este pacto

“Hay aspectos del pacto de Dios con Su pueblo que están condicionados a nuestro desempeño, pero también hay aspectos que dependen de Dios solamente”

El pacto suscrito por Dios con Su pueblo, Israel, en el Antiguo Testamento, y con la iglesia, en el Nuevo no son en realidad dos pactos diferentes: uno antiguo y uno nuevo, sino una renovación y ampliación del antiguo tan drástica, maravillosa y definitiva, que amerita llamarlo nuevo. De hecho, Pablo argumenta en la epístola a los Gálatas que lo que la iglesia ha hecho es entrar por la fe en Cristo en el pacto suscrito por Dios con Abraham que estuvo restringido temporalmente en el Antiguo Testamento a su descendencia biológica. Hay aspectos de este pacto que son bilaterales, es decir que Dios se compromete a otorgar bendiciones temporales a Su pueblo en la medida en que éste cumple las condiciones de obediencia en él establecidas: “»Ahora, cumplan con cuidado las condiciones de este pacto para que prosperen en todo lo que hagan” (Deuteronomio 29:9). Pero el pacto como tal es unilateral en el sentido de que Dios no desecha a Su pueblo a pesar de que éste no cumpla su parte en él. Esto es lo que significa la declaración paulina de 2 Timoteo 2:13 que afirma que: “si somos infieles, él sigue siendo fiel, ya que no puede negarse a sí mismo”, y el hecho de que al suscribirlo con Abraham, Dios, representado en la hornilla humeante y la antorcha encendida, fuera el único que pasara entre los animales sacrificados, partidos en dos y separados entre sí, pues la costumbre de la época era que los pactantes pasaban ambos entre ellos para indicar que si alguno incumplía el pacto, la otra parte ya no estaba obligada a cumplirlo, algo que no sucedió en el pacto de Dios con Abraham

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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