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Bendiciones y maldiciones

“Es significativo que la Biblia se detenga con más detalle en describir las maldiciones de la desobediencia que las bendiciones de la obediencia”

En la ley se registran no solo las acciones concretas que constituyen actos de obediencia o desobediencia a los preceptos divinos, sino también las consecuencias que ambas clases de acción traerán sobre las vidas de los obedientes o desobedientes indistintamente. Para las personas obedientes Dios promete bendiciones específicas y siempre deseables que hacen la vida de sus beneficiarios especialmente disfrutable en este mundo y para los transgresores se anuncian maldiciones igualmente específicas y detalladas que harán de sus vidas, vidas miserables: “»Pero debes saber que, si no obedeces al Señor tu Dios ni cumples fielmente todos sus mandamientos y preceptos que hoy te ordeno, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas maldiciones” (Deuteronomio 28:15). Lo curioso, inquietante y significativo al respecto es que la extensión y el detalle en la descripción de las maldiciones consecuencia de la desobediencia es tres veces mayor que las bendiciones de la obediencia. Este carácter desigual entre bendiciones y maldiciones tal vez se deba a nuestra condición caída que nos inclina más fácilmente a la desobediencia que a la obediencia, en lo que se conoce como la doctrina del pecado original, por lo que los disuasivos de la desobediencia deben ser mayores que los estímulos a la obediencia, pues lamentablemente, a pesar de estos últimos, las bendiciones no parecen movernos a la obediencia tanto como lo pueden hacer las maldiciones sobre la desobediencia, pues nuestra psicología tiende a responder mejor a los refuerzos negativos que a los positivos

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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