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La vocación del cristiano

“Todos tenemos una vocación para servir a la causa de Dios en el mundo y algunos incluso en un ministerio dentro de la iglesia”

Cuando se habla de vocación y de “servicio a Dios” la mayoría de personas piensan en un llamado a algún tipo de ministerio clerical en la iglesia, ya sea en vocaciones sacerdotales en el catolicismo romano y la iglesia ortodoxa griega o en vocaciones pastorales en el protestantismo evangélico de tiempo completo de dedicación. Pero desde la perspectiva bíblica esta concepción de la vocación es muy estrecha y excluyente, porque como es apenas obvio, cubriría a un porcentaje muy pequeño de personas en la iglesia. Además, es muy cómoda, porque al amparo de ella es muy fácil creer que el llamado y la vocación no nos conciernen en lo absoluto y así podemos estarle sacando el cuerpo a nuestra responsabilidad ante Dios. Y por último, es equivocada, porque no corresponde con el significado que la Biblia atribuye a este término. Por el contrario, en la Biblia se nos revela que todo ser humano, −y en particular todo cristiano−, tiene un propósito, un llamado y una vocación de servicio a Dios, por lo que es nuestro deber que: “Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas” (1 Pedro 4:10). Este mandato implica el uso responsable de las oportunidades y el desarrollo de los talentos que Dios ha dado a cada uno de los miembros de la iglesia, cualesquiera que sean y en todos los frentes de la cultura humana, por lo que el trabajo en sí que llevamos a cabo todos los días para vivir es visto como una vocación a la que Dios nos ha llamado y que nos permite realizarnos en gran medida como personas en este mundo

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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