Si todos pudiéramos anticipar nuestra muerte con precisión, de seguro nos comportaríamos diferente en preparación a ella de lo que lo hacemos cuando, a pesar de ser algo seguro en esta vida, actuamos como si no tuviéramos que morir, y no ya en la vejez, sino en el momento menos pensado; procediendo entonces como si tuviéramos todo el tiempo por delante para hacer lo que en realidad deberíamos comenzar a hacer desde hoy, relegándolo por tanto a un segundo plano para ocuparnos más bien en banalidades y trivialidades egoístas que nos brinden sensibles y pasajeras gratificaciones inmediatas, sin poner en orden los asuntos verdaderamente importantes de la vida. Pero la cercanía de la muerte pone todas las cosas en la perspectiva correcta, como le sucedió al rey Ezequías, quien ante la inminencia de su muerte actuó con sabiduría procediendo a “poner su casa en orden”, como se lo aconsejó el Señor al revelarle a través del profeta que moriría pronto: “Por aquellos días Ezequías se enfermó gravemente y estuvo a punto de morir. El profeta Isaías hijo de Amoz fue a verlo y le dijo: «Así dice el Señor: ‘Pon tu casa en orden, porque vas a morir; no te recuperarás.’»” (2 Reyes 20:1). Por eso y dado que la muerte puede sorprendernos sin aviso, habría que imitar en esto al rey Ezequías identificando y distinguiendo pronto lo importante de lo que no lo es, poniendo todo nuestro empeño en abordar nuestros asuntos a la luz de lo que es verdaderamente importante, subordinando a esto todo lo demás de modo que podamos tener siempre en orden nuestra casa.
La perspectiva de la muerte
14 febrero, 2021
2 Lectura mínima
“La cercanía de la muerte ayuda a poner las prioridades en orden y a distinguir con nitidez lo trivial de lo en verdad importante”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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