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La oración diaria

“Las disciplinas del creyente abarcan antes que nada la práctica diaria de la oración, enriquecida, sin embargo, por otras prácticas más ocasionales”

El ritual sacrificial prescrito en la Ley establecía un holocausto diario alrededor del cual giraban todas las demás ofrendas y sacrificios más elaborados y específicos de carácter periódico u ocasional, como podemos leerlo: “Presentarás estas ofrendas, además del holocausto diario de cada mañana. De igual manera las ofrecerás cada día, durante siete días consecutivos; es un alimento que consiste en una ofrenda presentada por fuego, de aroma grato al Señor. Todo esto se ofrecerá, además del holocausto diario y su libación” (Números 28:23-24). En este orden de ideas, el holocausto diario es ineludible y representa una invitación a la apelación diaria a Dios que se da en la oración personal del creyente, descrita en el sermón del monte cuando el Señor instruye a la iglesia diciendo: “Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará” (Mateo 6:6). El carácter diario de la oración se refuerza, además, mediante el altar del incienso, en el cual se quemaba también diariamente esta sustancia que simboliza claramente la oración del creyente, como ya David lo entiende: “Que suba a tu presencia mi oración como una ofrenda de incienso, mis manos levantadas como el sacrificio de la tarde” (Salmo 141:2). Así, pues, todas las legítimas actividades adicionales de culto ordenadas y emprendidas por el creyente en la iglesia deben constituir siempre un valor agregado a su oración cotidiana llevada a cabo sin falta, llamadas entonces a enriquecerla, y no a sustituirla

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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