La obediencia es una noción que no tiene matices. Es decir que, o la obediencia es completa, o ya no es obediencia, pues una obediencia a medias ya es desobediencia en mayor o menor grado. El rey Saúl es de nuevo el mejor ejemplo de esto. Este personaje no fue alguien abiertamente desobediente a Dios. Pero su problema era que su obediencia era siempre parcial o a medias. Si bien en las tres ocasiones puntuales descritas en el primer libro de Samuel, racionalizó el mandamiento de Dios acomodándolo a sus circunstancias, para proceder luego a desobedecer algún aspecto de la instrucción recibida; también es cierto que en las tres siguió al pie de la letra buena parte de estas instrucciones. Pero esto nunca fue suficiente para obtener la aprobación de Dios pues siempre dejó, de manera premeditada, algo de lado y, además, procuró justificarlo ante Dios, intentando incluso halagarlo y sobornarlo para que Dios lo pasara por alto y le restara importancia al asunto: “Cuando Samuel llegó, Saúl le dijo: ─¡Que el Señor te bendiga! He cumplido las instrucciones del Señor. ─Y entonces, ¿qué significan esos balidos de oveja que me parece oír? ─le reclamó Samuel─. ¿Y cómo es que oigo mugidos de vaca? ─Son las que nuestras tropas trajeron del país de Amalec ─respondió Saúl─. Dejaron con vida a las mejores ovejas y vacas para ofrecerlas al Señor tu Dios, pero todo lo demás lo destruimos” (1 Samuel 15:13-15). Sin embargo, Dios no se deja enredar en estos sofismas de distracción, por lo que es mejor no agravar nuestras desobediencias menores intentado justificarlas de algún modo.
La obediencia a medias
23 enero, 2021
2 Lectura mínima
“Obedecer a medias a Dios con pretextos fríamente premeditados es peor que desobedecerlo del todo sin excusas ni atenuantes”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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