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La nefasta racionalización

“Racionalizar y torcer el mandato de Dios para acomodarlo a nuestra situación puede ser la peor decisión que al final tomemos”

En psicología racionalizar consiste en construir una narrativa que oculta las verdaderas motivaciones que llevaron a la persona a realizar un acto, sirviéndole como mecanismo de defensa o como estrategia inconsciente para no reconocer ni confesar culpabilidades de las que su conciencia la acusa. El rey Saúl es un ejemplo clásico de racionalización para justificar la desobediencia a Dios, en este caso a la prohibición de llevar a cabo holocaustos y sacrificios a Dios sin ser un sacerdote reconocido de la tribu de Leví y del linaje de Aarón: “Pero Samuel le reclamó: ─¿Qué has hecho? Y Saúl le respondió: ─Pues como vi que la gente se desbandaba, que tú no llegabas en el plazo indicado, y que los filisteos se habían juntado en Micmás, pensé: ‘Los filisteos ya están por atacarme en Guilgal, y ni siquiera he implorado la ayuda del Señor.’ Por eso me atreví a ofrecer el holocausto. ─¡Eres un necio! ─le replicó Samuel─. No has cumplido el mandato que te dio el Señor tu Dios. El Señor habría establecido tu reino sobre Israel para siempre, pero ahora te digo que tu reino no permanecerá. El Señor ya está buscando un hombre más de su agrado, pues tú no has cumplido su mandato” (1 Samuel 13:11-14). Y lamentablemente, no fue la única vez, pues después de ésta el rey Saúl volvió a racionalizar su desobediencia en dos oportunidades más, la última de las cuales le sirvió de epitafio en su tumba y de advertencia a quienes estén inclinados a imitarlo: “Saúl murió por haberse rebelado contra el Señor, pues en vez de consultarlo, desobedeció su palabra y buscó el consejo de una adivina…” (1 Crónicas 10:13-14)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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