Se atribuye a Albert Einstein la frase que sostiene que “la mejor forma de enseñar no es el ejemplo, es la única”. Al respecto es conocida también la anécdota de Francisco de Asís que narra la invitación que formuló a uno de sus discípulos para acompañarlo a evangelizar a lo largo de todo el día, a lo que su discípulo respondió con entusiasmo, honrado y agradecido de poder aprender de manera tan cercana y directa de su maestro la manera más eficaz de argumentar y compartir el evangelio a los no creyentes. Así, pues, el día transcurrió en una serie de tareas cotidianas en las que Francisco interactuaba con la gente de manera cordial, amable y amistosa, ayudándolos con sus quehaceres, para concluir la jornada sin dar el anhelado discurso evangelístico que su ya frustrado discípulo esperaba. Cuando éste le preguntó en qué momento iban a evangelizar, Francisco le respondió “ya lo hicimos”, justificando la frase que se le atribuye que dice: “Prediquen el evangelio en todo tiempo y, de ser necesario, usen palabras”. Es que el ejemplo es tan importante para confirmar o desmentir nuestras palabras que no importa que tan correcta sea la enseñanza que impartimos a nuestros hijos si no viene respaldada por el ejemplo, que es lo que al final nuestros hijos observan antes de escuchar lo que les decimos, como sucedió con los reyes de Israel descendientes de Jeroboán, el primero de ellos: “Pero hizo lo que ofende al Señor, porque anduvo en los caminos de su padre y de su madre, y en los caminos de Jeroboán hijo de Nabat, que hizo que Israel pecara” (1 Reyes 22:52)
La importancia del buen ejemplo
11 febrero, 2021
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“El ejemplo es tan importante en la vida humana que usualmente a quienes nos rodean lo que hacemos no les deja oír lo que decimos”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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