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La iglesia como espectáculo

“Hay iglesias en que el sermón no es más que un espectáculo en abierta competencia con la industria del espectáculo en el mundo”

La tendencia actual a hacer de todo un espectáculo, exacerbada por la facilidad con la que hoy cualquier persona puede registrar en video los sucesos más comunes y triviales y subirlos a las redes sociales en internet, ha hecho que la cultura se termine sustituyendo por el espectáculo, incluso en un buen número de iglesias en las que, influidas por esta tendencia creciente, se opta por hacer de la predicación un espectáculo en franca competencia con la industria del espectáculo en el mundo. Las expectativas al acudir a la iglesia no son ya, entonces, las de escuchar y conocer con sencillez y profundidad todo lo relativo a las buenas nuevas de salvación en Cristo, sino observar la exhibición de una elaborada “puesta en escena” que impresione, divierta y distraiga, al estilo de las frustradas expectativas de Naamán el sirio: “Así que Naamán… fue a la casa de Eliseo y se detuvo ante la puerta. Entonces Eliseo envió un mensajero a que le dijera: «Ve y zambúllete siete veces en el río Jordán; así tu piel sanará, y quedarás limpio.» Naamán se enfureció y se fue, quejándose: «¡Yo creí que el profeta saldría a recibirme personalmente para invocar el nombre del Señor su Dios, y que con un movimiento de la mano me sanaría de la lepra! ¿Acaso los ríos de Damasco, el Abaná y el Farfar, no son mejores que toda el agua de Israel? ¿Acaso no podría zambullirme en ellos y quedar limpio?» Furioso, dio media vuelta y se marchó…”  (2 Reyes 5:9-13). Y de no ser por el consejo de sus criados, no hubiera sido sanado de la lepra con sencillez y eficacia, sin vanos alardes ni espectacularidades de ningún tipo.

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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