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La humildad y el acceso a Dios

“Dios está siempre al alcance de los humildes que quieren depender de Él, pero no de los orgullosos que quieren competir con Él”

En estricto rigor y con mayor razón a partir de la caída en pecado de nuestros primeros padres Adán y Eva, Dios está más allá del alcance de todos los hombres, pues como lo declara el libro de Job: “El Todopoderoso no está a nuestro alcance; excelso es su poder. Grandes son su justicia y rectitud; ¡a nadie oprime!” (Job 37:23). Sin embargo, Él ha tomado la decisión soberana de darse a conocer a los hombres y ponerse a su alcance por medio de la revelación particular que hace de Sí mismo a través del registro inspirado de los hechos y doctrinas contenidos en la Biblia, Su Palabra escrita; y de la persona de Jesucristo, Su Palabra hecha hombre. Pero este alcance no es irrestricto, es decir que no es algo que esté disponible para todos los hombres sin condición alguna, sino únicamente para quienes lo buscan con la actitud correcta. Esta actitud no es otra que acudir a Él sin pretensiones, demandas o exigencias altivas e inadmisibles, tratándolo de igual a igual; sino todo lo contrario, apelar a Él con humildad, arrepentimiento y con el profundo anhelo de subordinarse y sujetarse a Él en una obediencia sin reservas. Así, si bien es cierto que gracias a esta revelación Dios está ahora al potencial alcance de todos los hombres, ese alcance sólo se hace realidad en quienes acuden a Él con esta actitud. Los demás verán repetidamente frustrados sus intentos de alcanzar a Dios y tener acceso confiado a Su presencia hasta tanto no abandonen sus presunciones de autonomía y las maneras en que justifican sus acciones sin reconocer sus pecados, procediendo al arrepentimiento y la confesión del caso.

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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