Volviendo con la ya comentada expresión de “ver los toros desde la barrera” de manera muy cómoda, pontificando y brindado explicaciones dogmáticas que en vez de consolar echan sal en la herida; Job añade al respecto: “Dice la gente que vive tranquila: ‘¡Al daño se añade la injuria!’, ‘¡Al que está por caer, hay que empujarlo!’” (Job 12:5), versículo que contiene una de las verdades más indiscutibles, pues es cierto que quien se halla tranquilo, bendecido y sin especiales problemas ni sobresaltos suele injuriar a quien se halla en aflicción con sus presunciones explicativas prefabricadas y su menosprecio dirigido hacia ellos desde posiciones de superioridad, culpándolos de ser los causantes de su aflicción, como si la tuvieran más que merecida, sintiéndose por encima de ella presumiendo que a ellos nunca los alcanzará ni les sucederá. Las diversas traducciones de este versículo lo expresan de maneras que añaden luz sobre él: “Entre tanto, los ricos se mofan de los atribulados y están prontos a menospreciar a todos los menesterosos” (NBV); “La gente que está tranquila se burla de los que están en dificultades. Le da un empujón a los que tropiezan” (NTV); “El que está bien económicamente, se burla de los que sufren; dice: ‘Al caído hay que caerle’” (PDT); “‘El que está por caer, ¡que se caiga!’ Eso piensan quienes se sienten seguros” (RVC) y finalmente, tal vez la paráfrasis más clara y concluyente al respecto: “¡Qué fácil es criticar al que sufre, cuando no se tienen problemas!” (TLA), algo que todos deberíamos tener siempre presente para no caer en ello
La gente que vive tranquila
"La tentación que acecha a quienes viven tranquilos y bendecidos es convertirse en críticos de los demás con actitudes dogmáticas frías e indolentes”






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