La ética situacional es cuestionable en la medida en que hace de la “situación” o las circunstancias evaluadas a la luz de lo que el amor indique, el único criterio para guiar nuestra conducta, desligado de los mandamientos objetivos de Dios dados en Su Palabra. Sin embargo, si bien la ética situacional es discutible como criterio para determinar nuestro comportamiento en la vida cotidiana, puede tener cierta validez en las situaciones límite, excepcionales y críticas de la vida en las que debemos tomar decisiones cruciales en medio de valores o principios enfrentados entre sí, de tal modo que únicamente podemos honrar uno de ellos y optar por traicionar el otro, pues aquí debemos asumir la culpa de esto último y los cargos de conciencia que esto nos genere, como cuando las parteras hebreas mintieron al faraón al responderle por qué no habían dado muerte a los niños varones de las hebreas al nacer: “Entonces el rey de Egipto mandó llamar a las parteras, y les preguntó: ꟷ¿Por qué han hecho esto? ¿Por qué han dejado con vida a los varones? Las parteras respondieron: ꟷResulta que las hebreas no son como las egipcias, sino que están llenas de vida y dan a luz antes de que lleguemos” (Éxodo 1:18-19), algo falso, pues el relato nos indica que lo hicieron así de manera intencional. En estos casos y ante la imposibilidad de salir indemnes en cuanto a la culpa en uno u otro sentido, como lo dijera Bonhoeffer, es preferible que el hombre bueno haga el mal, a que el hombre malo haga el bien, pues en el primer caso sabemos al menos que debió hacerlo por buenas razones
La ética situacional
“La controvertida ‘ética situacional’ no justifica nuestros actos de desobediencia a Dios, pero si puede atenuar su culpa para poder disculparlos”
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