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La estupidez de la astrología

“Sólo nuestra capacidad de elegir explica que en las mismas condiciones dos personas tengan rumbos tan diferentes en la vida”

La superstición y superchería involucradas en actividades tales como la astrología y su producto más conocido: los horóscopos; queda en evidencia al considerar, entre otras cosas, las diferentes vidas y personalidades de los mellizos o gemelos idénticos, nacidos el mismo día y hora (bajo idéntico “signo” dirían los astrólogos) y criados habitualmente en el mismo contexto familiar bajo las mismas condiciones y circunstancias, pero tan diferentes a la postre en sus gustos, conductas y preferencias y en el mismo rumbo tomado por sus respectivas vidas individuales. Y esto es así debido a que no son los astros o las condiciones externas de ningún tipo las que determinan nuestro destino y el rumbo que nuestras vidas toman, sino nuestras decisiones, por mucho que nuestra crianza y entorno puedan condicionarnos y reducir nuestras opciones en la vida, pues Dios nos creó con libre albedrío o capacidad de decisión y así la caída haya malogrado la libertad de la que nuestro albedrío disfrutaba, ésta nunca nos despojó del albedrío en sí mismo. Un albedrío al que Dios sigue apelando en estos solemnes términos, con todas las consecuencias del caso para nuestra calidad de vida y nuestro destino eterno: “»Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes. Ama al Señor tu Dios, obedécelo y sé fiel a él, porque de él depende tu vida, y por él vivirás mucho tiempo en el territorio que juró dar a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob.»” (Deuteronomio 30:19-20)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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