Dios se ha revelado a los hombres en la naturaleza, en la Biblia y en Jesucristo, punto culminante y definitivo de su revelación. La noción de revelación implica que, por Su gracia y soberana iniciativa, podemos conocer todo lo que necesitamos saber de Dios con miras a relacionarnos con Él en los mejores términos posibles en el marco de la salvación provista por Cristo para nosotros. Con todo, la revelación no implica que la Biblia contiene en su totalidad lo que desearíamos conocer de Dios y de Su creación, en medio de la cual nos encontramos y desenvolvemos. A través de la Biblia no podemos, pues, conocer todo lo que desearíamos conocer de Dios y del mundo que nos rodea. Y no podemos hacerlo por dos razones. Primero, porque nuestro pensamiento finito y limitado no puede comprender ni abarcar todo el conocimiento o información que reside en el infinito e ilimitado pensamiento de Dios, conocimiento reflejado en la profunda y compleja constitución material e inmaterial de todos los seres de Su creación, información que ni siquiera la ciencia está cerca de poder comprender y explicar de manera completa y cabal. Y en segundo lugar, porque para acceder a la salvación y relacionarnos con Dios en los mejores términos no necesitamos saber nada más que lo que la Biblia nos revela, confiando en Él para todo lo que no podemos saber, con la certeza de Él sabe lo que hace: “»Lo secreto le pertenece al Señor nuestro Dios, pero lo revelado nos pertenece a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que obedezcamos todas las palabras de esta ley” (Deuteronomio 29:29)
El secreto de Dios
28 diciembre, 2020
2 Lectura mínima
“Debemos aceptar que existe una ignorancia inevitable en el contexto de la fe que sólo podemos superar con la confianza en Dios”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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