Se da por descontado y está por fuera de discusión que en el cristianismo el principal modo de influir constructivamente en la sociedad de turno es mediante la evangelización eficaz que añade cada día a la iglesia, en el poder de Dios, a los que han de ser salvos y estaban destinados a la vida eterna. Pero al mismo tiempo es muy difícil mantener los efectos de la evangelización, abonando el terreno para que ésta siga dando fruto en las siguientes generaciones, si no se implementa una educación cristiana consistente que conduzca la fe de los convertidos a la mayor madurez posible, acompañada, por supuesto, por los frutos esperados de ella en cuanto a su impacto favorable en la conducta del creyente, la elevación de los estándares morales de la sociedad de turno y el fomento del saludable temor de Dios que posibilite a su vez la conversión de las nuevas generaciones. La evangelización sin la educación correspondiente da lugar a convertidos inmaduros con una fe emocional, incapaces de transmitir eficazmente el evangelio a sus hijos, dejándolos así a merced del espíritu del mundo y a una eventual, velada, pero creciente apostasía o abandono de la fe. Evangelización y educación deben, entonces, ir de la mano reforzándose mutuamente para que la evangelización no se convierta en flor de un día, ni la educación en una inercia carente del impulso vital que le dio origen y la hizo posible, de modo que nos suceda lo descrito en el libro de los Jueces: “También murió toda aquella generación, y surgió otra que no conocía al Señor ni sabía lo que él había hecho por Israel” (Jueces 2:10)
La educación cristiana
11 enero, 2021
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“La conversión muere con la primera generación si no da lugar a una educación cristiana que pueda heredarse a la nueva generación”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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