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Justicia o venganza

“La venganza es un círculo vicioso que nunca se detiene sino que crece como bola de nieve sin lograr nunca establecer justicia”

La venganza y la justicia son tan cercanas, pero al mismo tiempo tan diferentes, que pretender establecer la última de ellas –la justicia− mediante la primera –la venganza− es uno de los engaños más lamentables y destructivos en los que solemos incurrir. La venganza, para tratar de justificarse, utiliza como pretexto el deseo de establecer justicia, pero lo que en realidad busca es simplemente desquitarse, propósito en el cual suele excederse brindando a la contraparte argumentos para devolver el golpe y dar lugar a círculos viciosos y crecientes de venganzas y contra venganzas de nunca acabar, al mejor estilo de los episodios que dan lugar a enemistades tan profundas y ancestrales, cuya causa ya ni se recuerda, como la de los Montesco y los Capuleto en “Romeo y Julieta”, la universalmente famosa obra de William Shakespeare. No por nada Walter Weckler afirmaba que: “La venganza es tan eficaz para apagar las pasiones como el agua de mar para calmar la sed”. Y Marilyn Vos Savant se pronunció en el mismo sentido al afirmar que un acto de perdón permite cerrar el capítulo, mientras que un acto de venganza abre un capítulo nuevo. Es por todo lo anterior que tomar la justicia por nuestra mano no es nunca una buena decisión, sino un semillero de discordias y conflictos mayores y el caldo de cultivo para un incremento de una violencia que se vuelve siempre contra nosotros, como un bumerang, con fuerza recrudecida. Por eso: “»No seas vengativo con tu prójimo, ni le guardes rencor. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor” (Levítico 19:18)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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