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Segmentos

Jesucristo ha venido en cuerpo humano

“El cristiano que tiene el Espíritu de Dios no sólo cree que Jesucristo es Dios, sino que también reconoce su plena humanidad”

La condición humana de Cristo es tan fundamental en el cristianismo como su condición divina. Por eso los credos se ocuparon de dejar este tema claramente establecido sin lugar a equívocos, como lo leemos en el Credo Atanasiano: “Porque la Fe verdadera, que creemos y confesamos, es que nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios, es Dios y Hombre. Dios, de la Substancia del Padre, engendrado antes de todos los siglos y Hombre, de la Substancia de su Madre, nacido en el mundo; Perfecto Dios y Perfecto Hombre, subsistente de alma racional y de carne humana; Igual al Padre, según su Divinidad; inferior al Padre, según su Humanidad”. Pero en la iglesia primitiva, infiltrada por el gnosticismo griego que consideraba que el espíritu era bueno y la materia mala, surgieron falsos profetas que decían hablar en nombre de Dios y en sus mensajes espiritualizaban a tal punto a Cristo que le terminaban negando la condición humana material de carne y hueso asumida por el Verbo en la encarnación, afirmando que ésta fue tan solo una apariencia, en lo que se conoce como “docetismo” (del griego “parecer” o “aparentar”), tal vez la primera herejía que la iglesia tuvo que identificar, denunciar y combatir, por lo que el apóstol Juan se pronunció providencialmente en contra de ellos, estableciendo un criterio puntual para distinguir los mensajes pronunciados por estos falsos profetas y diferenciarlos de los mensajes que sí provienen de Dios, enunciado así: “En esto pueden discernir quién tiene el Espíritu de Dios: todo profeta que reconoce que Jesucristo ha venido en cuerpo humano, es de Dios” (1 Juan 4:2)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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