He encontrado el libro de la ley

Durante el reinado de Josías, el mejor de los reyes de Judá, hijo de Amón, uno de los peores, y nieto de Manasés, el peor de todos ꟷsin perjuicio del ya señalado arrepentimiento de éste último que matiza y atenúa todo lo malo que hizo previamenteꟷ; vemos cómo en el curso de las grandes reformas emprendidas por este buen rey para purgar a Judá del paganismo y la idolatría y volver de nuevo a Dios mediante la restauración del templo y de la devoción y el culto a Él debidos, sucedió lo siguiente: “Al sacar el dinero recaudado en el Templo del Señor, el sacerdote Jilquías encontró el libro de la Ley del Señor, dada por medio de Moisés. Jilquías dijo al cronista Safán: «He encontrado el libro de la Ley en el Templo del Señor». Entonces se lo entregó” (2 Crónicas 34:14-15). Este hallazgo fue determinante para la reforma emprendida por Josías, pues contenía lo que la tradición judía llama la Torá y que la iglesia designa a su vez como el Pentateuco, es decir los cinco primeros libros de la Biblia: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, en los que se halla registrada la ley que ponía en evidencia los pecados del pueblo de Dios a lo largo de su historia, una vez establecido en Canaán, y en particular durante la época de los reyes, como lo admitió y confesó en nombre y representación de todo el pueblo el rey Josías, humillándose delante de Dios en arrepentimiento y renovando el pacto y la celebración de la Pascua. Y es que lamentablemente, la Biblia se extravía justo en medio de la iglesia que debería conocerla, honrarla y tenerla siempre presente para su propio bien