Incluso un buen rey como Josías, a quien la Biblia designa prácticamente como el mejor de todos ellos, puede cometer errores de juicio por no identificar la voz de Dios a través de quien menos se espera, como lo son los paganos mediante los cuales Dios puede también hablar eventualmente a Su iglesia, como lo hizo en su caso a través del faraón Necao, rey de Egipto sin que Josías le prestara atención, pues: “Josías no hizo caso a la advertencia que Dios le dio por medio de Necao; al contrario, en vez de retirarse, se disfrazó y fue a la llanura de Meguido para pelear con Necao” (2 Crónicas 35:22). Porque la advertencia en cuestión había sido la siguiente: “Necao envió mensajeros a decirle: «No te entrometas, rey de Judá. Hoy no vengo a luchar contra ti, sino contra la nación que me hace la guerra. Dios, que está de mi parte, me ha ordenado que me apresure. Así que no interfieras con Dios, para que él no te destruya»” (2 Crónicas 35:21). Y por hacer caso omiso de esta advertencia y empeñarse en entorpecer e impedir la alianza de los egipcios con los asirios en contra de Babilonia ꟷque finalmente los derrotó a ambos y atacó a Judáꟷ, Josías fue herido en el campo de batalla por los arqueros del ejército de Necao, muriendo posteriormente de forma prematura a causa de esto. La iglesia debe, pues, tener discernimiento y prestar también sabia atención a las maneras en que Dios puede estar hablando a través de personajes que no forman necesariamente parte de ella, sino que se encuentran al margen de ella y que pueden ser incluso, providencialmente críticos hacia ella
La advertencia de Dios por medio de Necao
“Debemos estar atentos, pues no siempre Dios nos habla por intermedio de los conductos o de las personas de quienes lo esperaríamos en la iglesia”
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