Ya hemos establecido que las oraciones de los creyentes pueden asumir de manera legítima la forma de lamentos o quejas que solemos expresar ante Dios a través de súplicas que apelan a la recurrente pregunta ¿Hasta cuándo? Pregunta por la que le pedimos que ponga término o, por lo menos, nos brinde un respiro para cobrar fuerzas en medio de las muchas situaciones aflictivas en las que podemos llegar a encontramos en el curso de nuestras vidas terrenales. Esta pregunta adquiere, pues, vigencia a través de las variadas formas concretas y puntuales en que se expresa a lo largo de la Biblia y en especial en el libro de los salmos. Sin embargo, al igual que lo sucedido a Job cuando preguntaba insistentemente a Dios por las razones detrás de su ya proverbial y severa prueba; Dios no nos brinda respuestas sino que nos formula sus propias preguntas para que, al vernos obligados a responderlas con total honestidad, ampliemos nuestra perspectiva y podamos ver los puntos ciegos que afectan nuestra correcta visión de las cosas, cuya identificación pueda llegar por sí misma a dejar sin fundamento muchas de nuestras propias preguntas, corrigiendo nuestra visión en el proceso. Y, curiosamente, las preguntas de Dios también suelen estar introducidas por la fórmula ¿hasta cuándo?, como sucede en el salmo 4 en el que Dios se dirige a todos nosotros a través de las palabras de David para amonestarnos en estos términos: “Y ustedes, señores, ¿hasta cuándo cambiarán mi gloria en vergüenza? ¿Hasta cuándo amarán ídolos vanos e irán en pos de lo ilusorio?” (Salmo 4:2)
¿Hasta cuándo?
21 marzo, 2021
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“Generalmente cuando le preguntamos a Dios ¿hasta cuándo? Él nos devuelve la pregunta hasta que la respondamos como corresponde”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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