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Ese hombre debe morir

“La instrucción de guardar el día de reposo descansando en él de nuestras actividades habituales es más seria de lo que el mundo hoy pueda pensar”

Guardar y descansar de las actividades habituales de la semana en el día de reposo para consagrar este tiempo a Dios de manera especial, no era un precepto menor en la Ley mosaica, sino que estaba incluido en el corazón de ella, en el mismo decálogo como el cuarto de los diez mandamientos. No debe, pues, causar extrañeza la seriedad de esta instrucción y el precedente para dejar clara su importancia que encontramos en la historia sagrada: “Un sábado, durante la estadía de los israelitas en el desierto, un hombre fue sorprendido recogiendo leña. Quienes lo sorprendieron lo llevaron ante Moisés y Aarón, y ante toda la comunidad. Al principio solo quedó detenido, porque no estaba claro qué se debía hacer con él. Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Ese hombre debe morir. Que toda la comunidad lo apedree fuera del campamento»” (Números 15:32-35). En efecto, no guardar el día de reposo fue una de las faltas para las cuales la Ley dejó en pie la pena de muerte por lapidación, pena de muerte que no podemos olvidar que recaía originalmente sobre todo pecado, conforme a la instrucción inicial en el Edén en relación con la desobediencia: “… El día que de él comas, ciertamente morirás” (Génesis 2:17), ratificada sin matices en el Nuevo Testamento: “… la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Episodio que ilustra el hecho de que no debemos tomar a la ligera los mandamientos de Dios, ni dar por sentado su perdón y misericordia diarios, como si nos los mereciéramos

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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