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El trono de la gracia

“Nuestra negativa a recibir no se debe al temor de que nos cobren el favor, sino al orgullo que nos impide recibir la gracia gratuita”

Gracia es lo que define el trato de Dios con los hombres, tanto con los no creyentes como con los creyentes a lo largo de la historia humana. En relación con los primeros opera siempre lo que la teología ha llamado acertadamente “gracia común” porque no discrimina a nadie, ni siquiera a quienes se oponen a Él, como lo afirmó el Señor de Su Padre, Quien: “… hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos” (Mateo 5:45). Y con los creyentes, además de la gracia común, también la gracia salvadora: “Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios” (Efesios 2:8). Y la gracia, a riesgo de ser redundante, es siempre un regalo gratuito e inmerecido que, precisamente por eso, a muchos les cuesta recibir, condicionados como estamos, por la experiencia y por la instrucción, a pensar que “nada es gratis en esta vida” y, sobre todo, por el orgullo que nos lleva a resistirnos a recibir nada por lo que no hayamos pagado, impidiéndonos acoger con humildad la invitación que Dios nos formula de esta manera: “Por lo tanto, ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que ha atravesado los cielos, aferrémonos a la fe que profesamos. Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos” (Hebreos 4:14-16)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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