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Segmentos

El Señor mismo lo herirá

"Es mejor dejar que Dios guíe el curso de los acontecimientos cuando las situaciones no son claras y no asumir culpas que lamentaremos después”

En la segunda ocasión en que David perdonó la vida a Saúl cuando Dios lo puso en sus manos, la instrucción que él impartió a sus hombres cuando insistían en que lo hiciera y pretendían ejecutarlo en su nombre fue: “ꟷ¡No lo mates! ꟷexclamó Davidꟷ. ¿Quién puede impunemente alzar la mano contra el ungido del Señor? Y añadió: ꟷTan cierto como que el Señor vive, el Señor mismo lo herirá. O le llegará la hora de morir, o caerá en batalla” (1 Samuel 26:9-10). De este modo David salvó su responsabilidad en el asunto dejando en manos de Dios la decisión al respecto, optando por no ser él quien derramara la sangre de Saúl si Dios decidía quitarle la vida. Esta es la misma reflexión que llevan a cabo los padres que, ante la opción de embarazos con pronóstico peligroso para la vida de la madre o ante la posibilidad de malformaciones congénitas para el embrión, optan por no intervenir interrumpiendo el embarazo, sino orar y dejar en las manos misericordiosas de Dios el desenlace de modo que sea Él y no ellos quienes decidan sobre el asunto, como lo declara el teólogo R. C. Sproul así:  “Esto conlleva a la horrible elección de decidir entre el menor de los males. ¿destruimos al bebé para salvar a la madre, o arriesgamos la vida de la madre para salvar al bebé? En principio yo optaría por salvar al bebé… Si la elección es entre el que la ‘naturaleza’ mate a la madre o el que el hombre mate al bebé, escogería la acción pasiva de posiblemente dejar que la mujer muera por consecuencias naturales en vez de intervenir para matar de una manera directa al bebé que aún no nace”

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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