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Segmentos

El Señor es un Dios celoso

“Los celos pueden ser problemáticos y hasta patológicos en muchos casos, pero aun así la fidelidad los justifica en un representativo número de ellos”

Los celos son sanos, saludables y necesarios en cualquier relación en que la lealtad y la fidelidad jueguen un papel importante, como sucede de manera superlativa en la relación de pareja monógama y heterosexual que la tradición judeocristiana designa como matrimonio, la única relación romántica avalada en las Escrituras para recibir este nombre de manera legítima. Si bien es cierto que con frecuencia los celos que manifiestan alguna de las partes en la relación pueden llegar a ser excesivamente exigentes y, por lo mismo, patológicamente destructivos para la relación; eso no quita que una dosis sensata de celos es de cualquier modo necesaria en ella. Justamente, una de las imágenes que Dios utiliza en el Nuevo Testamento para ilustrar la clase de relación que Él sostiene con Su pueblo, la iglesia; es la relación matrimonial, en la que Él sería el esposo y la iglesia su esposa o prometida. Así, pues, la relación de Dios con Su pueblo es una relación de exclusividad, lealtad y fidelidad mutua en la que los celos juegan, entonces, un papel más que justificado y válido, como se lo hizo saber Dios a Israel en su momento al exhortarlo de este modo cuando se hallaba a las puertas de Canaán con toda su gama de dioses en competencia: “cuídate de no olvidarte del Señor, que te sacó de Egipto, la tierra donde viviste en esclavitud. »Teme al Señor tu Dios, sírvele solamente a él, y jura solo en su nombre. No sigas a esos dioses de los pueblos que te rodean, pues el Señor tu Dios está contigo y es un Dios celoso; no vaya a ser que su ira se encienda contra ti y te borre de la faz de la tierra” (Deuteronomio 6:12-15)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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