Los clásicos argumentos naturales cosmológico y teleológico a favor de la existencia de Dios hablan de Él como la Causa más probable y plausible ꟷdesde el punto de vista de la experiencia y de la razónꟷ, del orden y la finalidad que el universo manifiesta. Pero la Biblia afirma que Dios no es sólo la Causa o el Creador de todo lo que existe, sino también Quien, en Cristo, lo sustenta y lo redime, como lo revela el autor sagrado: “El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas” (Hebreos 1:3). Y lo sostiene “con su palabra poderosa”, es decir con información. Información crucial y vital que va mucho más allá de la revelada en la Biblia. En conexión con ello, la teoría de la información ha venido a cobrar gran importancia en el campo de la ciencia en las últimas décadas y sus descubrimientos tienen inevitables implicaciones en cuanto al papel determinante que la información cumple en el universo y la naturaleza, e incluso la identificación de cuál es el componente básico de la realidad. En efecto, la presencia de información detallada, compleja y específica en la base de todo lo que existe en el universo y la naturaleza indica que sin ella nada podría existir en la forma en que existe, por lo que ni la materia, ni la energía parecen estar en la base de la realidad sino la intangible e inmaterial información que sostiene todo lo que existe, como lo declara la Biblia al remitirlo todo al Logos, la Palabra o el Verbo de Dios
El Logos y la información
“Lo sobrenatural no son sólo los milagros, pues todo el universo no se explica sin la intervención de un Dios que todo lo sostiene”
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