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Segmentos

Ángeles al servicio divino

“Los ángeles han sido designados por Dios para nuestro servicio, pero su poder no está sujeto a nuestra voluntad sino a la de Él”

Además de afirmar su existencia, la Biblia nos revela más bien poco sobre los ángeles, o por lo menos no tanto como muchos lo pretenden. Y no es para menos, pues la doctrina de los ángeles posee un potencial innegable para desviar la atención de los seres humanos del Dios encarnado como hombre en Jesucristo, en vista del importante papel que de cualquier modo ellos han desempeñado a lo largo de la historia sagrada como mensajeros divinos, papel que muchos pueden llegar a confundir con el de mediadores, reservado con exclusividad y de manera culminante a Jesucristo y solo a Él. Pero sin perjuicio de ello, lo cierto es que la Biblia únicamente identifica a dos ángeles por nombre propio, descontando a Satanás, el ángel caído por excelencia. Estos son: Miguel, a quien se designa como “arcángel”, es decir como uno de los príncipes o ángeles de alto rango, encargado, según parece, de los asuntos que conciernen a Israel como nación, y Gabriel, el ángel encargado del anuncio dado a Zacarías y Elizabet del nacimiento de Juan Bautista, y posteriormente de la anunciación a María. Rafael también se menciona en el libro de Tobías, pero este libro no es considerado canónico, ni por los judíos, ni por los protestantes. Sea como fuere, la Biblia nos revela acerca de ellos que: “¿No son todos los ángeles espíritus dedicados al servicio divino, enviados para ayudar a los que han de heredar la salvación?” (Hebreos 1:14). Es con base en éste y otros pasajes bíblicos que hablan de ellos que se ha desarrollado la creencia en el “ángel custodio” o “ángel de la guarda” asignado a cada creyente por Dios.

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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