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El balance de la monarquía

“La monarquía en Israel fue muy convulsionada y salpicada por frecuentes y sangrientos golpes de estado como consecuencia de la idolatría de Jeroboán”

El balance de la monarquía en Israel no fue el mejor, confirmando las advertencias divinas contra ella, registradas tanto en la Ley, como en 1 de Samuel. Descontando los excepcionales y honrosos periodos de esplendor del reinado de David y el de su hijo Salomón, punto culminante de la monarquía del Reino Unido y sin pasar por alto el abandono de Dios por parte de Salomón hacia el final de su vida, a partir del momento en que el reino se divide como juicio de Dios contra Salomón, la decadencia es evidente. Esta decadencia es especialmente notoria en el Reino del Norte o Israel, en donde a causa de la idolatría propiciada por Jeroboán en Betel y Dan, que no fue desmantelada por ninguno de sus sucesores, los golpes de estado para deponer sangrientamente a la familia de turno en el poder y las purgas correspondientes se suceden una tras otra, haciendo de esta escena algo común: “Tan pronto como Zimri usurpó el trono, eliminó a toda la familia de Basá. Exterminó hasta el último varón, fuera pariente o amigo. Así aniquiló a toda la familia de Basá, conforme a la palabra que el Señor había anunciado contra Basá por medio del profeta Jehú. Esto sucedió a raíz de todos los pecados que Basá y su hijo Elá cometieron e hicieron cometer a los israelitas, provocando con sus ídolos inútiles la ira del Señor, Dios de Israel” (1 Reyes 16:11-13), al punto que en un lapso poco menor a 200 años en el Reino del Norte o Israel hubo 9 familias o dinastías diferentes en el poder, a diferencia de Judá en el sur que siempre contó con un rey de la dinastía de David

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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