La expresión “año sabático” usada por muchos en el contexto secular, está extractada en realidad de la Biblia, aunque hoy ha llegado a adquirir un significado ligeramente diferente al que tiene en ella, pues es utilizada para referirse tan solo a un año en que la persona deja de trabajar en su actividad laboral habitual para descansar o dedicarse a otra actividad diferente. Pero en la Biblia el año sabático no era discrecional del individuo, sino que se aplicaba a toda la nación y estaba estipulado y programado en el calendario al final de cada periodo de tiempo de siete años exactamente, a semejanza del sábado o día de reposo que tenía lugar el séptimo y último día de la semana. Pero adicionalmente, el año sabático era un año de alegría para el pueblo, si es que se llevaba a cabo como estaba prescrito, pues en él había una especie de amnistía, prescripción legal y perdón de todas las deudas contraídas en el transcurso de los siete años anteriores: “»Cada siete años perdonarás toda clase de deudas” (Deuteronomio 15:1), sirviendo, entonces, de ilustración para el perdón que el evangelio de Cristo otorga de manera irrestricta a los pecados de todos los hombres que acuden a Él mediante la confesión, el arrepentimiento y la fe, pues el pecado es ante todo la deuda impagable que hemos contraído con Dios y su justicia al no lograr nunca satisfacerla y acumular así cada día un déficit continuo y creciente en relación con sus exigencias, deuda que Cristo asumió por nosotros al cumplir con su vida intachable y pagar con su muerte expiatoria y sustitutoria en la cruz las justas demandas de la ley
El año sabático
“El perdón que el evangelio nos ofrece en Cristo está bien ilustrado en las prescripciones establecidas en la ley para cada periodo de siete años”
Deja tu comentario