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Animales puros e impuros

“La distinción entre animales puros e impuros propia del Antiguo Testamento queda abolida en el Nuevo en virtud de lo hecho por Cristo en el evangelio”

Ya hemos señalado que la distinción que la ley hacía entre animales puros aptos para los sacrificios rituales, e impuros, no aptos para este mismo propósito, eran parte de las numerosas medidas establecidas en la ley para transmitir gráficamente y hacer consciente al pueblo de la absoluta santidad de Dios, por contraste con la pecaminosidad humana y la necesidad que esto imponía al pueblo de acceder a Él únicamente a través del conducto regular y con temor y temblor. Y estas prescripciones se extendían al consumo mismo de estos animales por parte de los judíos, pues: “»De todos los animales que viven en el agua podrás comer los que tienen aletas y escamas, pero no podrás comer los que no tienen aletas ni escamas, sino que los tendrás por animales impuros” (Deuteronomio 14:9-10). Pero en el Nuevo Testamento, lo hecho por Cristo en la cruz y en el evangelio da cumplimiento final y deja, desde entonces, sin vigencia todas estas medidas estableciendo a través de la fe rendida en Él el acceso confiado a Dios para todos los hombres, y no sólo para el pueblo de Israel, como se lo hizo saber el Señor al apóstol Pedro en la visión del lienzo que descendió del cielo en el que había toda clase animales puros e impuros, junto con la orden divina: “… Pedro; mata y come”, a lo que Pedro respondió enfáticamente: “ꟷ¡De ninguna manera, Señor! ꟷrespondió Pedroꟷ. Jamás he comido nada impuro o inmundo”, a lo que Dios replicó: “ꟷLo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro” (Hechos 10:13-15), refiriéndose al acceso que los no judíos tenían también a Dios en Cristo

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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