Decía Warren Young que: “Cuando un hombre desea algo, la razón es generalmente relegada a segundo término”. No por nada el deseo ha sido considerado como la fuente de nuestros problemas, tanto por los estoicos en la antigüedad como por los budistas en la actualidad, haciendo de la supresión del deseo la meta de la vida humana. No puede negarse que cuando el deseo nos domina solemos convertirnos en personas que no atendemos ni entendemos razones. En la Biblia el deseo es comúnmente asociado con las pasiones pecaminosas que nos llevan a codiciar y a querer obtener cosas censurables a la luz de la ética cristiana. La llamada “concupiscencia” de la carne en las versiones antiguas de la Biblia. Pero hay que decir que en la Biblia los deseos no son siempre malos o pecaminosos por sí mismos. Más bien, son una parte irrenunciable de nuestra naturaleza humana esencial, pues como lo dijo el poeta Joan Maragall: “Vivir es desear más, siempre más, desear, no por apetito, sino por ilusión”. Por eso, más que suprimir los deseos, lo que debemos hacer es alinearlos y subordinarlos a la razonable voluntad divina, identificando y desechando aquellos que obedecen a motivos pasionales egoístas y pecaminosos, pudiendo conservar y trabajar para satisfacer aquellos que no son condenables. Y es por esto que cuando estamos reconciliados con Él, Dios nos promete, además de la satisfacción de nuestras necesidades, también de forma eventual, la de nuestros deseos: “Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón” (Salmo 37:3-4)
Deseos y necesidades
16 abril, 2021
2 Lectura mínima
“El que Cristo eventualmente lo haga no significa que Él haya venido a cumplir nuestros deseos sino a llenar nuestras necesidades”
También te puede interesar
Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
Deja tu comentario