La fe implica confiar. Necesitamos confiar, aún a riesgo de ver traicionada nuestra confianza. La sombría alternativa es optar por una vida en doloroso, amargado, solitario y egocéntrico aislamiento. Un anticipo del infierno. Por eso, aunque podamos ser defraudados por los demás, por nosotros mismos o por cualquier cosa de orden humano en este mundo, en vista de su carácter contingente, efímero y voluble; de cualquier modo debemos confiar. En la vida es, pues, necesaria una confianza relativa siquiera en algunos de quienes nos rodean, sean personas, instituciones o nosotros mismos, y también la confianza en que podemos contar con cierto grado de estabilidad y permanencia de las cosas cotidianas de este mundo, que nos permita saber a qué atenernos para la planificación de nuestras vidas, asumiendo un inevitable grado de riesgo necesario que podemos sobrellevar y justificar bajo la convicción de que Dios puede servirse a voluntad de hombres, gobiernos o instituciones para el cumplimiento de sus buenos propósitos soberanos en nuestras vidas, de modo que si nuestra confianza relativa en ellos se ve de alguna manera defraudada, nuestra confianza absoluta en el Dios que no nos defrauda nunca, nos mantendrá en pie, a pesar de todo. “Confía en el Señor y haz el bien; establécete en la tierra y manténte fiel. Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón. Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará. Hará que tu justicia resplandezca como el alba; tu justa causa, como el sol de mediodía” (Salmo 37:3-6)
Confianza a toda prueba
15 abril, 2021
2 Lectura mínima
“Sólo nuestra confianza en Dios nos permite superar los desengaños que nos causan las demás personas en quienes hemos confiado”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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