La baja calidad humana se manifiesta con frecuencia en las épocas difíciles de la vida humana en que se prueban no solo las amistades verdaderas, sino que se revelan también los resentimientos y mezquindades que muchos albergan y que se manifiestan en las actitudes y acciones cobijadas por el conocido refrán que afirma que “del árbol caído, todos hacen leña”, para indicar que cuando alguien pierde su autoridad, sufre alguna contrariedad o queda sin protección, la hipocresía y mezquindad de muchos se muestra para tratar de sacar provecho de la situación, al punto que el falso respeto o estima que manifestaban al caído en desgracia se convierte en burla o escarnio hacia él, como le sucedió a Job, según se puede apreciar en su siguiente declaración: “»¡Y ahora resulta que de mí se burlan jovencitos a cuyos padres no habría puesto ni con mis perros ovejeros!” (Job 30:1). El rey David también se refiere y lamenta repetidamente en los salmos esta misma actitud de otros hacia él, destacándose la siguiente: “Pero yo, gusano soy y no hombre; la gente se burla de mí, el pueblo me desprecia. Cuantos me ven se ríen de mí; lanzan insultos, meneando la cabeza: «Este confía en el Señor, ¡pues que el Señor lo ponga a salvo! Ya que en él se deleita, ¡que sea él quien lo libre!»” (Salmo 22:6-8), una actitud censurable desde todo punto de vista que puede llegar a pasarnos dolorosa cuenta de cobro cuando nosotros mismos también podamos caer en desgracia para recibir de los demás el mismo trato indolente, cruel y despreciativo que le hemos dado a los caídos en desgracia
Del árbol caído, todos hacen leña
"Las personas de baja calidad humana se deleitan con las desgracias de los demás y las aprovechan para ensañarse en ellas de maneras bajas y viles”
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