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Segmentos

Creer en Dios o creernos dios

“La línea que separa a los que creen en Dios de los que creen ser dioses es tan fina que algunos la traspasan sin darse cuenta”

La promesa de “ser como Dios” es la vieja y engañosa tentación satánica que viene desde el jardín del Edén hasta hoy, pues, en honor a la verdad, significativos sectores de la cristiandad pasan con facilidad y sin inmutarse de creer en Dios a creer que son dioses. Porque una de las formas más sutiles y efectivas para hacer que los hombres cedan a la tentación en cuestión, es lograr convencerlos de su supuesto derecho de erigirse en jueces de sus congéneres, suplantando a Dios, el único y verdadero Juez, en el intento. En efecto, el juicio inquisitivo e inquisitorial ejercido por unos hombres sobre otros, presuntamente por derecho divino, es la seducción diabólica que acecha bajo todas las formas de absolutismos y totalitarismos políticos y religiosos, que son los más insidiosos y aborrecibles de todos. Si bien juzgar es perentorio en aras de la disciplina eclesiástica y la integridad doctrinal; el juicio de la iglesia debe estar orientado hacia la toma de decisiones sabias y no hacia las sentencias condenatorias o absolutorias, siempre en un espíritu de amor y compasión que esté dispuesto a conceder a las personas el beneficio de la duda, no sólo porque con la medida con que juzguemos también seremos juzgados; sino también porque en estos casos “es tan difícil ser justo, que la prudencia aconseja ser indulgente”. No en vano Dios pronuncia su sentencia sobre los jueces humanos de Israel en estos sarcásticos términos: “»Yo les he dicho: ‘Ustedes son dioses; todos ustedes hijos del Altísimo’ Pero morirán como cualquier mortal; caerán como cualquier otro gobernante.»” (Salmo 82:6-7)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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