La Biblia distingue entre los pecados cometidos de manera inadvertida, por descuido o ignorancia, y los cometidos a sabiendas y con plena conciencia, de forma deliberada, desafiante, descarada y con manifiesta soberbia. La expresión gráfica para designar a estos últimos en Números 15:30 es, literalmente: “con mano levantada” o “con mano altiva”. Expresión que nos recuerda al emperador romano Juliano el Apóstata, quien, como su sobrenombre lo indica, apostató o abandonó el cristianismo después de haberlo profesado de joven y ya como emperador, utilizó todo su poder para destruirlo y restaurar el viejo paganismo, sin obtener éxito en el intento. Cuenta la tradición que, herido de muerte en el campo de batalla en una campaña contra los persas, tomó polvo en su mano y levantando el puño cerrado hacia el cielo, arrojó el polvo hacia él pronunciando al mismo tiempo con amargura estas palabras: “¡Venciste, galileo!” y después de ello murió. Es posible que este episodio sea legendario, pero lo que sí es cierto es que el secretario del partido comunista soviético José Stalin, cuando yacía moribundo presa de horribles alucinaciones, súbitamente se incorporó a medias en su lecho, levantó un puño al cielo una vez más y cayó muerto. Y es que lo único que se logra al resistirnos a Dios con obstinación es un puño impunemente levantado al cielo, en postrero y desesperado gesto de necio e infructuoso desafío, pues: “El impío se ve atormentado toda su vida, el desalmado tiene sus años contados… y todo por levantar el puño contra Dios y atreverse a desafiar al Todopoderoso” (Job 15:20, 25)
Con el puño alzado
5 marzo, 2021
2 Lectura mínima
“Resistir a Dios lo único que logra es un puño levantado al cielo en desesperado gesto de fingida e infructuosa valentía”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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