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Cielos nuevos y tierra nueva

“El reino de Dios definitivo no estará en las alturas, sino en la tierra renovada más allá de nuestra más excelsa imaginación”

Uno de los factores que ha contribuido a que los creyentes no anhelen el cielo como podrían y deberían, es el muy pobre y equivocado imaginario popular que se ha construido alrededor de él, concibiéndolo como una existencia etérea, flotante, plana y simplista, viviendo entre nubes en medio de un aburridor y tedioso ocio eterno, en una imagen a todas luces infantil que está muy lejos de corresponder con lo que la Biblia nos revela acerca de él. Por el contrario, la Biblia nos informa que el cielo definitivo consiste en el reino pleno de Dios ejercido aquí, en una tierra renovada y transformada en grado superlativo, más allá de nuestra más excelsa y bíblicamente ilustrada y documentada imaginación, en línea con las “cosas grandes y ocultas” (Jeremías 33:3) que Dios nos dará a conocer y con aquello que: “… «Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido…” pero que es, justamente: “… lo que Dios ha preparado para quienes lo aman.»” (1 Corintios 2:9). De hecho, es en el cielo, entendido como el reinado pleno de Dios en la Tierra, en donde saldrán a relucir los aspectos más luminosos y sorprendentes de la cultura humana, desarrollados a niveles inimaginables en todos los aspectos actualmente existentes: el arte, la literatura, la filosofía, la ciencia, la industria, la tecnología, la teología, etc., sin ningún lastre que lo opaque o eche a perder, como sucede ahora, sino honrando siempre lo que sea justo y obrando todo ello para la gloria de Dios. Por eso es que los creyentes: “… según su promesa, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en los que habite la justicia” (2 Pedro 3:13)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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