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Árboles nutridos por el Espíritu

“La mejor manera de garantizar la verdadera prosperidad en nuestra vida es estar plantado a la orilla del río del Espíritu de Dios”

La iglesia ha interpretado la descripción visionaria que el profeta Ezequiel hizo de un río que brotaba del umbral mismo del templo de Dios, trayendo vida a su paso a todos los seres que moran en él y fertilizando sus márgenes para dar lugar a una abundancia de fructíferos árboles en sus riberas; como una alusión a la benéfica y transformadora acción del Espíritu Santo en el creyente que se sumerge de lleno y sin reservas en él y se deja conducir por él. El libro de los salmos, a su vez, desarrolla con más detalle la imagen de los árboles que crecen con fortaleza y resistencia, nutridos por el río del Espíritu Santo de tal modo que, además de estar llamados a rendirnos a la dinámica propia del poder y la guía del Espíritu Santo, también estamos llamados a afirmarnos y alcanzar estabilidad y permanencia, aún en circunstancias adversas, como árboles bien arraigados a la orilla de este río, evocando así a los creyentes que se deleitan en la ley de Dios y meditan continuamente en ella, acciones que traen como resultado que estos creyentes sean:“… como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera!” (Salmo 1:3). La prosperidad verdadera procede entonces de estar plantados en las orillas del río del Espíritu de Dios y de deleitarnos en su ley, teniéndola siempre presente de manera comprensiva y afectiva, con nuestra mente y nuestro corazón, poniendo nuestros principales afectos en ella y viéndola como una expresión del carácter santo, justo y misericordioso de nuestro Señor y Redentor, Jesucristo.

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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