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Segmentos

Anhelo los atrios del Señor

"Los atrios del templo de Dios en Israel evocan la disposición y el deseo del creyente de permanecer siempre en la presencia y a la vista de Dios"

Los atrios eran la parte más exterior, tanto del santuario transportable del desierto, como del templo fijo de Jerusalén, que se hallaba al aire libre, franqueada por un muro o estructura de separación con su respectiva entrada o pórtico para delimitarlo e impedir el ingreso irrestricto de cualquier persona a él y que antecedía al acceso a la construcción propiamente del templo o del santuario mucho más resguardada, constituida a su vez por dos cámaras crecientemente excluyentes en cuanto al acceso a ellas y a la presencia de Dios en ellas: el más externo lugar santo y el más interior y restringido lugar santísimo. En el atrio se encontraban la fuente o “mar” de bronce, un gran y pulido recipiente de este metal lleno de agua en el que se llevaban a cabo los minuciosos lavamientos de purificación ritual de los sacerdotes antes de oficiar como tales en el santuario; acompañado del altar mayor de los sacrificios, también de bronce, en el que los sacerdotes llevaban a cabo el elaborado y detallado ritual de sacrificios ordenado en la ley para expiar y perdonar temporalmente los pecados del pueblo. Como tales, los atrios eran parte integral de ambas estructuras: templo y santuario del desierto y poder estar en ellos era, entonces, como estar en la presencia del Dios santo de una manera estrecha y cercana, lo cual explica el anhelo de los levitas: “Anhelo con el alma los atrios del Señor; casi agonizo por estar en ellos. Con el corazón, con todo el cuerpo, canto alegre al Dios vivo” (Salmo 84:2), pues: “Vale más pasar un día en tus atrios que mil fuera de ellos…” (Salmo 84:10)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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