En un segmento anterior señalaba el hecho de que Job no recibió ninguna respuesta de parte de Dios a las múltiples preguntas que el patriarca le había formulado durante el duro trance de su prueba, sino que en su lugar lo que recibió fue una andanada de preguntas de parte de Dios para las cuales él no tenía ninguna respuesta. Sin embargo y contra todo pronóstico Job se manifestó profundamente satisfecho y arrepentido con Dios por el mismo hecho de haberle formulado preguntas que perdieron toda su importancia y demostraron ser improcedentes ante la revelación que Dios hizo de sí mismo al patriarca, llevándolo al siguiente reconocimiento sincero: “‘¿Quién es éste -has preguntado-, que sin conocimiento oscurece mi consejo?’ Reconozco que he hablado de cosas que no alcanzo a comprender, de cosas demasiado maravillosas que me son desconocidas” (Job 42:3). Y es que cuando contamos con el privilegio de la presencia de Dios cualquier pregunta o reclamo pierden toda su importancia ante la posibilidad de poder acceder a Él y contemplarlo con los ojos de la fe. El mero acceso a la presencia de Dios es frecuentemente todo lo que necesitamos para adoptar una nueva y más realista y esperanzada manera de ver las cosas, poniendo en la debida perspectiva todos los demás asuntos de la vida, por graves o urgentes que nos hubieran podido parecer momentos atrás, haciendo que todo caiga en su lugar y en sus adecuadas proporciones, ajustándose a la realidad de las cosas y perdiendo la supuesta y engañosa relevancia que le habíamos otorgado en su momento.
Acceso personal a Dios
15 marzo, 2021
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“Cuando Dios pregunta nuestras preguntas se vuelven irrelevantes pues contar con su atención personal es todo lo que necesitamos”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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