Si consideramos el carácter general de todos los diecinueve reyes pertenecientes a nueve dinastías diferentes que se sucedieron en Israel luego de la división del reino entre el Reino del Norte o Israel y el Reino del Sur o Judá ꟷtodos ellos sin excepción, desde Jeroboán hasta Oseas declarados como malos reyesꟷ; sorprende que el juicio disciplinario de Dios sobre ellos se hubiera tardado poco más de doscientos años hasta la caída del Reino del Norte o Israel bajo el imperio Asirio al mando de Salmanasar que lo invadió, lo derrotó y lo conquistó deportando a sus sobrevivientes debido fundamentalmente a que, como lo leemos en 2 Reyes: “Todo esto sucedió porque los israelitas habían pecado contra el Señor su Dios, que los había sacado de Egipto, librándolos del poder del faraón, rey de Egipto. Adoraron a otros dioses y siguieron las costumbres de las naciones que el Señor había expulsado delante de ellos, como también las prácticas que introdujeron los reyes de Israel” (2 Reyes 17:7-8). Porque si bien es cierto que: “El Señor es compasivo y misericordioso, lento para la ira y grande en amor” (Salmo 103:8), el Nuevo Testamento nos recuerda: “Consideren la paciencia de nuestro Señor como una oportunidad para obtener la salvación…” (2 Pedro 3:15 PDT), por lo cual persistir en el pecado es abusar peligrosamente de la paciencia de Dios, como nos lo recuerda en tono grave y sentencioso el apóstol Pablo: “¿No ves que desprecias las riquezas de la bondad de Dios, de su tolerancia y de su paciencia, al no reconocer que su bondad quiere llevarte al arrepentimiento?” (Romanos 2:4)
Abusando de la paciencia de Dios
“El juicio de Dios sobre el reino del norte o Israel se tardó debido a Su paciencia, pero al final no se canceló en vista de su recurrente pecado”
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