Partiendo de lo ya establecido en el sentido de que, si bien es cierto que la Iglesia es “… columna y fundamento de la verdad” (1 Timoteo 3:15), eso no significa ni mucho menos que la verdad sea patrimonio exclusivo de la iglesia; pudiendo señalar algunos ejemplos puntuales en la Biblia que lo demuestran y confirman, entonces, nuestro deber de someterlo todo a prueba y aferrarnos a lo bueno (1 Tesalonicenses 5:21), independiente de dónde o de quien proceda. Sorprendentemente, Balán es un ejemplo de ello. A pesar de ser descalificado de muchas maneras en las Escrituras, este profeta mercenario pronunció, sin embargo, una profecía mesiánica que se convirtió en un referente para la espera del mesías en Israel y que fue probablemente la que tuvieron en cuenta los sabios o magos de oriente ꟷun ejemplo también de que la sabiduría no es patrimonio exclusivo del pueblo de Diosꟷ para seguir la estrella hasta Belén con ocasión del nacimiento de Cristo: “»Lo veo, pero no ahora; lo contemplo, pero no de cerca. Una estrella saldrá de Jacob; un rey surgirá en Israel. Aplastará las sienes de Moab y el cráneo de todos los hijos de Set. Edom será conquistado; Seír, su enemigo, será dominado, mientras que Israel hará proezas. De Jacob saldrá un soberano, y destruirá a los sobrevivientes de Ar»” (Números 24:17-19). El Nuevo Testamento en el evangelio de Juan atribuye también afirmaciones ciertas de carácter profético a personajes antagónicos al evangelio como Caifás y Pilato, justamente los autores intelectuales de la ejecución de Cristo, en Juan 11:49-51 y Juan 19:5 respectivamente
Una estrella saldrá de Jacob
“La profecía de Balán sobre Israel muestra que Dios puede hablarnos la verdad incluso por intermedio de personas que no cuentan con su aprobación”
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