La sensatez es una característica determinante de la sabiduría. La sensatez se define como prudencia, buen juicio, cordura. Pero no es tan común como se cree, teniendo en cuenta lo declarado en los salmos: “Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. Pero todos se han descarriado; a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo!” (Salmo 14:2-3), pasaje reiterado por el apóstol Pablo en Romanos 3 en estos términos ligeramente diferentes: “… No hay un solo justo, ni siquiera uno; no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios” (Romanos 3:10-11). Así, pues, el hecho tajante de que, en realidad, no haya nadie que busque a Dios a causa de la ausencia de sensatez y entendimiento por parte de los seres humanos, es un juicio que se antoja demasiado categórico, pues si bien no son tantos los que buscan a Dios y que incluso los que lo hacen pueden ser una minoría comparativamente hablando, lo cierto es que parece muy drástico decir que no hay nadie que lo haga. Sin embargo, lo que si está claro es que en la eventualidad de que busquemos a Dios no lograremos encontrarlo mientras lo busquemos partiendo del insensato postulado equivocado de que Quien se encuentra perdido es Él, cuando los que nos hallamos perdidos somos nosotros, por lo cual, hasta que no hagamos el reconocimiento humilde y por demás sensato de que somos nosotros los que nos hemos extraviado, seguiremos descarriados en el propósito de encontrarlo y poder hacer lo bueno
Todos se han extraviado
"La mejor muestra de sensatez por parte del ser humano es buscar a Dios, no debido a que Él se encuentre extraviado, sino a que nosotros lo estamos”
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