“Tocar fondo” indica que alguien ha llegado a la condición más baja, crítica y lastimosa a la que le es posible llegar, de tal modo que ya no se puede descender más bajo. Pero se toca fondo en verdad cuando la persona comprende y reconoce que está derrotada al grado de ser incapaz de superar por sí sola su problemática existencial y que necesita, por tanto, ayuda de forma imperiosa. Y lo cierto es que se puede tocar fondo en cualquier dirección y no sólo en un sentido socialmente descendente, como lo hace el indigente drogadicto y viciado de nuestras calles; sino también el ejecutivo “exitoso” y con una vida familiar deshecha, o cualquier persona que emprenda un camino divergente de Dios y de su propósito para nuestra vida, por más respetable que pueda lucir en apariencia. Sin embargo, es justo cuando reconocemos que hemos tocado fondo de cualquier modo que podemos estar más cerca de la cima, o del milagro de la salvación. Porque Dios suele revelarse a nosotros en Cristo cuando tocamos fondo y otros ya se han rendido con nosotros, debido a que es en estas circunstancias precarias y lastimosas cuando estamos más dispuestos a reconocer, clamar, invocar y rendirnos a Él con humilde arrepentimiento, sin pretextos ni condiciones, para descubrir que Dios ha estado allí todo el tiempo esperándonos pacientemente para extendernos la mano y salvarnos: “Puse en el Señor toda mi esperanza; él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. Me sacó de la fosa de la muerte, del lodo y del pantano; puso mis pies sobre una roca, y me plantó en terreno firme” (Salmo 40:1-2)
Tocando fondo
19 abril, 2021
2 Lectura mínima
“Cuando tocamos fondo Dios es el único que se inclina hasta allí para darnos la mano y sacarnos del lodo en que nos hallamos”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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