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Te humilló y te puso a prueba

“La humillación no sólo nos enseña a ser humildes, sino que nos pone a prueba para que conozcamos lo que en verdad se halla en nuestro corazón”

El éxito, si bien es una aspiración deseable y legítima de los seres humanos, conlleva siempre el riesgo de que no suelen ser los momentos de gloria en nuestras vidas los que revelan en realidad nuestro verdadero carácter y nos permiten conocernos a nosotros mismos, pues estos pueden, incluso, terminar moldeando para mal nuestro carácter, fomentando la frívola y superficial vanidad y el orgullo engañoso en nuestros corazones que pueden ocultar no solo quienes somos en realidad, sino que, peor aún, llegan a enquistarse de tal modo en nuestro interior que terminan determinando quienes somos, de la peor manera y sin que seamos plenamente conscientes de ello. Nunca llegaríamos, entonces, a saber quienes somos en realidad, o mejor aún: quienes hemos llegado a ser, sin tener que humillarnos de un modo u otro, como, de hecho, estamos llamados a hacerlo delante de Dios, reconociendo su realidad y sometiéndonos y rindiéndonos a Él sin reservas. Y debido a que no somos muy dados, por causa de nuestra condición caída, a hacer esto último de manera dócil y a las primeras de cambio, Dios debe en muchos casos humillarnos, llevándonos al desierto como lo hizo con Israel, con un propósito claro en mente: permitirnos conocer lo que hay en nuestro corazón ꟷpues Él ya lo conoceꟷ y conducirnos a la voluntaria y convencida obediencia a Él: “Recuerda que durante cuarenta años el Señor tu Dios te llevó por todo el camino del desierto, y te humilló y te puso a prueba para conocer lo que había en tu corazón y ver si cumplirías o no sus mandamientos” (Deuteronomio 8:2)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

3 Comentarios

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  • A veces tomanos la disciplina del Señor como un castigo, cuando el proposito del Señor es moldear nuestro caracter, para enseñarnos a confiar solo en el, a aumentar nuestra fe en el, pero el Señor nos pone en sala de espera, para despojarnos del orgullo, y de cualquier otro pecado con el que nos cuesta trabajo abandonarlo;y tantas otras enseñanzas que nuestra ceguera espiritual no nos deja ver mas alla, y que el Señor Dios las trasnforma para nuestro bien en bendiciones. Mi gratitud, y el Señor Dios te siga usando como su instrumento. Lluvia de bendiciones. Amen.

  • Muy cierto hijo. En USA experimente esa humillación que dejo abierto de par en par mi corazón para el ingreso triunfal de Jesús en el.