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Segmentos

Su autoridad proviene del Señor

“La mayor o menor autoridad que los gobernantes ostentan proviene en último término de Dios de un modo u otro, al establecerla o al menos permitirla”

En la Biblia, si bien la obediencia a las autoridades es relativa, pues nuestra lealtad final es siempre hacia Dios y nuestra conciencia, justificando la noción de “desobediencia civil” propia de la tradición cristiana; la sujeción a las autoridades es, sin embargo, absoluta, en la convicción paulina de que: “… no hay autoridad que Dios no haya dispuesto, así que las que existen fueron establecidas por él. Por lo tanto, todo el que se opone a la autoridad se rebela contra lo que Dios ha instituido…” (Romanos 13:1-2), incluyendo en ello aun la autoridad del emperador romano de la época con sus políticas persecutorias y hostiles en muchos casos a la iglesia. No le falta razón, entonces, a quienes afirman que cada pueblo tiene los gobernantes que se merece. Por eso para un cristiano cuestionar la legitimidad de la autoridad es un ejercicio muy riesgoso y asumir actitudes abiertamente rebeldes contra ella como las que caracterizan las revoluciones armadas es adentrarse en terreno minado, por las culpas y elevadas cuentas de cobro para su conciencia que esto le puede traer. De cualquier modo, las autoridades deberían tener en cuenta la advertencia de Josafat: “En cada una de las ciudades fortificadas de Judá nombró jueces y les advirtió: «Tengan mucho cuidado con lo que hacen, pues su autoridad no proviene de un hombre, sino del Señor, que estará con ustedes cuando impartan justicia. Por eso, teman al Señor y tengan cuidado con lo que hacen, porque el Señor nuestro Dios no admite la injusticia ni la parcialidad ni el soborno»” (2 Crónicas 19:5-7)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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