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El ayuno

“El ayuno puede ser en ocasiones una señal ostentosa de presunta piedad, pero aun así su utilidad a lo largo de toda la Biblia mantiene su vigencia”

El ayuno es una práctica del Antiguo Testamento que se confirma en el Nuevo, pero con un enfoque diferente. En el Antiguo Testamento era con frecuencia una expresión de tristeza, abatimiento y de carácter casi obligatorio en ocasiones de duelo ꟷen particular en el solemne Yom Kipur o “día de la expiación” celebrado una vez al añoꟷ, acompañado de prácticas visiblemente aparatosas como rasgarse las vestiduras, que favorecía que su práctica se tornara en muchos casos hipócrita. En el Nuevo Testamento es menos expresivo, pero más sincero. Para esta época los fariseos ayunaban dos veces a la semana, pero con una actitud hipócrita. De cualquier modo, en la Biblia es un recurso extremo y eficaz asociado con la oración como una de las más eficientes armas del arsenal del creyente. Por medio del ayuno se pretende buscar ayuda divina, discernimiento y perdón, así como el respaldo y el favor de Dios en las batallas de la vida, como lo hizo Josafat antes de ir a la guerra contra un ejército que los superaba de lejos en número: “Atemorizado, Josafat decidió consultar al Señor y proclamó un ayuno en todo Judá. Los habitantes de todas las ciudades de Judá llegaron para pedir juntos la ayuda del Señor” (2 Crónicas 20:3-4). Como resultado de esta acertada iniciativa, el Señor los reconfortó haciéndoles saber que la batalla no la librarían ellos, sino Dios mismo a su favor, concediéndoles una de las más asombrosas victorias sobre sus enemigos registradas en el Antiguo Testamento en la que el ejército judío ni siquiera tuvo que entrar en combate

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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