El salmo 76 afirma que: “La furia del hombre se vuelve tu alabanza, y los que sobrevivan al castigo te harán fiesta” (Salmo 76:10), que vale la pena leer en otras traducciones. La Nueva Traducción Viviente lo dice así: “La rebeldía del ser humano solo resalta tu gloria…” y la Reina Valera Contemporánea: “La ira humana redunda en tu alabanza”. En efecto, quienes se levantan en rebeldía contra Dios al final lo único que lograrán es redundar y resaltar su gloria y la alabanza a Él debida, como sucedió con el faraón, de quien se dice también: “Pero te he dejado con vida precisamente para mostrarte mi poder y para que mi nombre sea proclamado por toda la tierra” (Éxodo 9:16). Quienes se oponen a Dios, ya sea siendo indiferentes a sus requerimientos de rendición y sometimiento a Él en Cristo o mostrándose abiertamente opuestos a Él, negando su realidad, como lo hacen los ateos, y desobedeciendo las obligaciones que nuestra conciencia nos dicta en conformidad con sus mandamientos revelados en la Biblia, a la postre terminarán sirviendo de medio de contraste para que su realidad, su justicia y su gloria resalten más al final a la vista de quienes se han sometido a Él. Este es también el sentido de lo dicho por Pablo en Romanos al declarar: “¿Y qué si Dios, queriendo mostrar su ira y dar a conocer su poder, soportó con mucha paciencia a los que eran objeto de su castigo y estaban destinados a la destrucción? ¿Qué si lo hizo para dar a conocer sus gloriosas riquezas a los que eran objeto de su misericordia, y a quienes de antemano preparó para esa gloria?…” (Romanos 9:22-24)
Objeto de su castigo y objeto de su misericordia
"La rebeldía del ser humano hacia Dios al final para lo único que sirve es para resaltar su gloria a la vista de quienes se someten a Él dócilmente”
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