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Segmentos

La negligencia

“La negligencia en el cumplimiento de nuestros deberes es tan condenable como la desobediencia de quienes se niegan a hacer lo que se les ordena”

Una de las loables iniciativas emprendidas por el rey Joás gobernando bajo la buena influencia del sacerdote Joyadá fue restaurar el templo de Dios en Jerusalén que estaba en muy malas condiciones, habiendo sido desvalijado por la malvada reina Atalía en favor del culto y los altares a los baales, para poder reanudar allí el culto debido a Dios conforme a la ley. La Biblia nos informa así de esta iniciativa: “Algún tiempo después, Joás decidió reparar el Templo del Señor. Reunió a los sacerdotes y a los levitas y dijo: «Vayan por las ciudades de Judá y recojan dinero de todos los israelitas, para reparar cada año el Templo de su Dios. Háganlo inmediatamente». Sin embargo, los levitas fueron negligentes” (2 Crónicas 24:4-5). Cabe destacar aquí que los levitas no fueron desobedientes ni corruptos, sino tan solo negligentes. Pero los resultados de la negligencia no son, a la larga, muy diferentes a los de la desobediencia abierta e incluso a los de la corrupción, pues estorban e impiden el logro de los objetivos propuestos y llevan al fracaso las mejores iniciativas, como en este caso, en que Joás y el sacerdote Joyadá se unieron para tomar de nuevo cartas en el asunto amonestando a los levitas e implementando medidas concretas para corregir su negligencia al respecto, con el consiguiente feliz resultado de la diligencia de los seleccionados para subsanar la negligencia de los levitas: “Los supervisores de la restauración trabajaron diligentemente hasta terminar la obra. Repararon el Templo de Dios y lo dejaron en buen estado y conforme al diseño original” (2 Crónicas 24:13)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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